miércoles, 28 de febrero de 2018

Andalucía nuestra

Andalucía, alma de rastrojos
en este ahora, eterno e impreciso.
Sigues guardando las vacías alforjas
de quien no llega nunca,
para saciar tu esencia mora de sultana de siglos



Jornalera de siempre
de aceitunas y trigos
y el alma encallecida
por el sudor y el frío.



Tu dolor emana de la pelvis del estío
y expande su olor en la negrura
como nardos clavados en la noche
y azucenas heridas de hermosura.



Sensual y loca,
reflejas tus pechos turgentes
en la verdinegra boca
de un río preñado de simientes
que, contigo, tu milagro  espera.



Andalucía, supersticiosa y “jonda”,
aún, duermes la siesta debajo de un olivo.
Despiertas, ancestral y perezosa,
a las sombras de diosas primitivas.



Y en los meses de Mayo
con flores a María,
te vistes de cantes y carretas
de guitarras, de vino,
de fe y romerías.



Andalucía, irracional y hermosa
aún te sigues moviendo en un imaginario
que encandila y te estanca.
Tu arte anda hecho carne por todas las esquinas,
y por calles estrechas que huelen a jazmines
y a lunas de verano.



Te colocan de espalda a tu brillante historia
y te amarran a un tiempo antiguo y amarillo,
que, ya, hoy, no es el tuyo.



Desnúdate de tópicos,
y piérdete en tu historia.
Bebe la noble sangre de luz y de saberes
que emanan tus raíces de libertad y tierra.
Búscate en tu memoria.



¡Quítate las amarras,
levanta la cabeza
y que tu corazón
lata con ritmo nuevo!



Lourdes Soriano Arias

lunes, 26 de febrero de 2018

Segaores andaluces

Empaparon la tierra
de llanto claro y sudor,
hasta germinar
semillas plenas de luz.


Sembraron raíces
y esperanzas
hasta cubrir la era
de oro y espigas.


Segaores del campo andaluz,
vuestros ojos llenos de tristeza,
parecen preguntar al viento:
¿A dónde fue tanta riqueza?

                                   Lourdes Soriano Arias

sábado, 24 de febrero de 2018

TINTA

      
       mi otro abuelo
       estuvo preso en vetusta
       en la cárcel
       provincial
       después de la guerra:

       todas las mañanas
       colgaban una lista
       en la puerta de entrada de la cárcel:
       en esa lista estaban escritos
       los nombres y apellidos
       de todas las personas
       a las que el día anterior
       habían puesto contra el paredón
o     dado muerte
       mediante garrote vil:

       imagínate a tu abuela
       me decía mi padre
       conmigo en brazos
       preguntando a gritos
       a las otras mujeres
       si tu abuelo
       se había convertido

       en tinta:

David González

jueves, 22 de febrero de 2018

A TI MAESTRO, A TI MAESTRA

(A todos mis compañeros y compañeras con los que he compartido ilusiones y esfuerzos a lo largo de mi vida profesional.)


A ti, que entregas tu vida en las aulas de escuelas
de siempre, a niños y niñas de todos los tiempos.
A ti, que, en tu dura y hermosa tarea, derramas el
alma en cada proyecto.
A ti, que en los ojos de niños y niñas te miras atento
y descubres que en su brillo llevan la luz que les diste del conocimiento.

A ti, que sabes amar sobre el libro abierto y te llevas
a casa, en silencio, las dudas, las quejas, las incertidumbres
y algunos secretos… para luego, al llegar la mañana,
proseguir el camino, de nuevo.
                               
                             Hoy te canto, maestra.
Hoy te canto maestro.
Hoy os quiero cantar una copla
que esté hecha de infancia y sueños.
Una copla que sepa a Septiembre
y que tenga el olor del romero.
Una copla que vaya diciendo
que, en el corazón de cualquier niño,
duerme el alma de alguna maestra,
duerme el alma de quien fue su maestro.

Lourdes Soriano Arias

martes, 20 de febrero de 2018

Lavémonos el pelo




Lavémonos el pelo
y desnudemos el cuerpo.

Yo tengo y tú también
            hermana
            dos pechos
y dos piernas y una vulva.

No somos criaturas
que subsisten con suspiros.

            Ya no sonriamos
            ya no más falsas vírgenes

Ni mártires que esperan en la cama
            el salivazo ocasional del macho. 

Ana María Rodas

domingo, 18 de febrero de 2018

De acuerdo




De acuerdo,
soy arrebatada, celosa,
voluble
y llena de lujuria.

¿Qué esperaban?

Que tuviera ojos,
glándulas,
cerebro, treinta y tres años
y que actuara
como el ciprés de un cementerio?

Ana María Rodas


viernes, 16 de febrero de 2018

Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas oscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es otra cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo. 
Nicanor Parra

miércoles, 14 de febrero de 2018

Las horas y los años

Las horas, infinitas
y los años, veloces.
Los recuerdos empiezan
a doler como golpes,
y los proyectos nacen
con óxido en los goznes.
Fatiga y afán quedan
y arena de relojes.
¡No quiero ver el tiempo
mientras avanzan, dóciles,
las horas infinitas
y los años, veloces!
En las fotografías,
como en viejos tumores,
el dolor y el cansancio
se asoman a los bordes.
Por ellas suenan pasos
y en ellas se oyen voces
y tras ellas hay puertas,
alcobas, corredores,
y un río de manos que andan
ciegas, tentando, insomnes.
En las fotografías,
como en viejos tumores.
Repleta está mi vida.
Mi corazón, sin norte.
Me he mirado al espero
a alta hora de la noche;
y me he visto fundido
con rostros y con nombres
que habitan por mis canas
como por panteones,
que me miran con ojos
amorosos y enormes.
Repleta está mi vida.
Mi corazón, sin norte.



Félix Grande


lunes, 12 de febrero de 2018

El vagabundo

Me dijo que el hambre alimenta su vida.
Me dijo que el frío acaricia sus hombros.
Que la noche siempre ilumina su sueño.
Me dijo que fue grande, después pequeño,
que no hay suelo en la Tierra
que él no hubiera pisado.
Me dijo que hubo un tiempo
en el que había amado
y que la soledad ahora,
esa soledad real, dura,
no era más que un animal agazapado
esperando su final con ojos tristes.

Elena Rodríguez

sábado, 10 de febrero de 2018

Ondenwald

Parece que todo estuviera callado
pero el Odenwald habla en susurros.
No es un bosque cualquiera,
es un espejo antiguo
donde el viento te acaricia
y trae luciérnagas la tarde.
Es la huella en el barro, castaños eternos,
el aroma del musgo, la hiedra mojada.
Si paras un momento al borde del camino
y escuchas crepitar las hojas,
oyes el comienzo del mundo,
la vida que emerge, su canto.
Recuerda su nombre, no olvides nunca
el lugar donde el silencio
se convierte en la respuesta.

Elena Rodríguez

jueves, 8 de febrero de 2018

Un niño

Se acercó sonriendo.
Levantó su puño cerrado.
Ofrecí la palma de mi mano abierta.
Depositó una piedra.
Nos miramos.
Se alejó torpe, despacio,
orgulloso del mensaje
y feliz de su misterio.

Elena Rodríguez

martes, 6 de febrero de 2018

Pido la luz y la insolencia

Pido la luz y la insolencia: pido
la claridad, la certidumbre de los hechos
con parecido empeño al que asumiera
Blas de Otero al pedir la paz y la palabra.
En esta calle oscura, en esta latitud
que al lado de mi casa tiembla a veces,
en el precario territorio donde el tiempo señala
la frágil densidad de los proyectos
de vida, tiendo mis años como alfombras
y pido la luz y la insolencia.
Cerca,
otras vidas extienden sus alfombras
ajadas, su piel rota, su mirada
como un pozo sin agua, como un pozo.


Manuel Rico

domingo, 4 de febrero de 2018

Cuando yo me haya ido


Cuando ya no esté aquí,
Y no estén mis ojos, ni mis manos
Ni los huecos abiertos a tus besos
Ni quede la memoria de mi infancia,
Sonarán todavía las palabras salidas de mi boca.
Las palabras escritas con consonantes duras
que lancé contra el mundo con mi lengua de piedra.
Y quedará lo claro de mi alma que quiso iluminar los días,
Y la cólera roja explotando las horas,
Y como una lagartija, quedará la impaciencia
Reptando por el suelo.
Quedará sobre el barro el aliento del beso
Y lo sólido reposará bajo la tierra:
El resto transparente de mis uñas,
los dientes que mordieron labios
Lo que quede de mis huesos frágiles
Que quisieron ser alas sin lograrlo.
Y ceniza, habrá ceniza.
Ceniza de la noche hacia la noche,
de la risa contigo en las mañanas,
ceniza del dolor,
ceniza de mis piernas caminando
ceniza del cansancio.
En algún sitio de este mundo,
Cuando yo me haya ido
Aun quedará el hueco de mi cuerpo sobre el suelo
Y la sombra del tuyo sobre el mío.



Beatriz Gimeno






viernes, 2 de febrero de 2018

Invisible


En las tardes de luces que ya no iluminan
me siento a escribir con el corazón seco.
En la habitación pequeña del alma quejumbrosa
me esfuerzo en la escritura de aquello que es más mío
para así poder ser ante los otros.
Extraigo lentamente lo que vive en lo oculto
y lo enredo despacio en mis palabras.
Dejo caer la vergüenza, lo mismo que la ropa
Lo pongo todo encima de la mesa
como una estrella falsa a la que todos miran.
Abalorios baratos,
reflejos opacados de luna en los cristales sucios
En realidad no estoy sobre esa mesa.
Me devoro y me muestro devorada,
escindida, ahogada en el mar de las palabras.
En mi sólo está el hueco de la vida,
el río que se pierde entre tumbas sin nombre.
Silencio roto sólo por esa que me mira
cuya palabra llega a pesar de los ecos
que ahora también callan.

Beatriz Gimeno