miércoles, 30 de marzo de 2011

África en el horizonte, Europa en la distancia

Llevo a África clavada en el corazón,

como un puñal de ébano.

Cuando sopla el poniente, la silueta del continente se dibuja nítida, tan cerca, las luces parpadean, guiñan, invitan.

La mentira de Europa
atrae como un imán.


En el fuerte de Goré los turistas blancos fotografían las celdas.


Al fondo
el mar implacable eriza las carnes de miedo.

Nada ha cambiado,

la esclavitud ahora es voluntaria

y el GriGri no protege de los sueños.

En Europa

el parte meteorológico

dice que se nos viene encima una ola de calor africano.

Carmen Herrera

lunes, 28 de marzo de 2011

Extranjería

Extraña.
Extranjera.
Extrañamiento.
Extrañeza.

Harta de ser extraña entre mi gente

migré

para sentirme extranjera
por fin
entre extraños


me extrañé

para encontrar un sentido a la extrañeza.

Amé pieles extrañas.
Me reflejé en ojos extraños
Miré el mundo con nuevos ojos
extraños.

Ahora

los lugares vividos, las gentes amadas, se acumulan en mi alma de extranjera.

Ahora

os extraño.

Carmen Herrera

sábado, 26 de marzo de 2011

Madre

Madre...
No pude estar contigo
y te debía un poema
No he podido llorarte
porque aún no te has ido
como todos me dicen
Estabas y yo no te veía
y ahora sigo sin verte
¡Esta tierra tan grande!
¡Este océano despiadado!
¡Esta agonía que ya no es tuya sino mía!
Por caminos velados te persigo
y tú siempre te alejas
y tú siempre regresas
y a veces acompasas tus pasos con los míos
Pero no puedo acariciarte
ni abrazarte hasta quedar exhausta
ni jamás te daré el último beso
Yo sé que todavía sigo sin llorarte
Y sé que todavía
no puedo escribirte mi poema

Teresa Martín Taffarel

jueves, 24 de marzo de 2011

Llegó con tres heridas:

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández

lunes, 21 de marzo de 2011

Los árboles

Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
sólo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.
Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en un su voz hablaba un árbol,
uno de tantos,
pero no sé qué hacer con ese grito,
no sé cómo anotarlo.

Eugenio Montejo

sábado, 19 de marzo de 2011

El ignorante

Nunca sabremos realmente por qué
hemos vivido. No alcanzan las palabras.

Sobre el mismo mar se levanta el sol.
Ante el mismo mar
un mediodía, alguien se para en la costa
y mira. Sólo eso y nada dice. ¿Qué espera ver?
Mirar no es ver sólo esto que se muestra,
ni siquiera lo que existe. Las olas hablan
de regresos largamente olvidados,
a veces sin que nadie haya partido.

Una gaviota y un poste de luz parecen
ser el centro del universo. A su alrededor
la circunferencia de tu ignorancia
es como ese pescador y su caña,
una eternidad demasiado larga.

Hubo muchas veces en que creíste
haber nacido para algo. Fue esa fe
la que te empujó a decisiones definitivas.
Pero el resto lo decidió

un puro instinto de felicidad
acontecido para ser superado.

Osvaldo Picardo

jueves, 17 de marzo de 2011

MADRE SAHARAUI

No conozco esta tierra que te alimenta,
pero sé de tu sufrimiento,
de tus llagas y heridas
y tus ojos de tristeza ahogada
en medio del desierto.

Tus manos polvorientas cuidan
las pieles desnudas de tus cinco hijos
que lloran cada mañana sus miserias.

No tienes nada que ofrecerles,
quizá un besomariposa
que acaricie sus lánguidos cabellos
y sus fláccidos cuerpos entre piedras.
Pero siguen sonriendo, con la luz
marchita de tantos otoños silenciosos.

Agua y desierto.
Luna desolada que brillas
en la inmensidad de este océano amarillo.
Tan lejos del mundo,
tan cerca del miedo.

Sólo esperas que Alá
te regale un nuevo día
para abrazar a tus niñossoles.

Micaela Serrano Quesada

lunes, 14 de marzo de 2011

El amor después del amor

El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón,
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.

Derek Walcott



sábado, 12 de marzo de 2011

EL NIÑO DE NADIE

Su nombre fue olvidado hace tiempo.
Sólo queda el sonido de sus pies:
hip – hop, hip – hop sobre

solitarias calles invernales.
Unas botas, sus pies nunca crecieron
hasta alcanzar otra talla.
Flip-flop, flip-flop.

Nadie recuerda
a su madre, a su padre.
Murieron hace mucho.
Enterrados con el secreto

de dónde y cuándo
nació y vivió.
No le pertenece a nadie ya.

Rashidah Ismaili AbuBakr

jueves, 10 de marzo de 2011

Nos engañaron

Nos engañaron
nos dijeron que el paraíso estaba bajo nuestros pies
que estaba a la sombra famélica de nuestras armas
a la sombra de nuestras marchas.
Nos engañaron
diciéndonos que Palestina sólo era una piedra invadida
por las algas que el grito bastaría para dar miedo que
éramos águilas que las piedras caían del cielo que detrás
de nosotros estaban los elefantes.
Nos engañaron
haciendo para nosotros el inventario de las mentiras
de nuestros postulados de nuestros sueños
de nuestras insurrecciones vitales.
Nos engañaron
como se engaña a la bestia al acecho
como se engaña a niños tiernos
como se engaña a clientes tontos.
Nos engañaron
de la raíz de las uñas a la de nuestra lengua vendiéndonos
mercancía echada a perder en los subsuelos de la
memoria.
Henos aquí flamantes de esta temeridad rencorosa.
Henos aquí sanos en nuestra sangre limpia lavada
y relavada con el jabón de sus mentiras.
Henos aquí irreductibles ahora.
Pero, ¿qué hacemos camaradas
una vez engañados
una vez lavados?
¿qué hacemos
sino jugar a las cartas en el polvo
de sus mentiras?

Hamid Skif

martes, 8 de marzo de 2011

Mujer mutilada

Nos cortaron la cabeza
por ser insumisas.
Las manos, ya que armas
no sabíamos manejar.
Nos extirparon el clítoris
para que no pudiéramos gozar.
La lengua
para no poder denunciar.
A algunas nos quemaron con ácido
por no querer ser propiedad.
Nos cosieron los labios
para que mantuviéramos la virginidad.
Nos dejaron rajarnos hasta el ano
en el famoso parto natural.
Y así nos han ido mutilando poco a poco
¿y todavía hay algunos que osan decir
que existe la igualdad?

Silvia Cuevas Morales

En pleno vuelo

Cómo quisiera atrapar tu deseo
Juguetear con tu lengua
en suave descenso
Despojadas de ropa
de intelecto
Saciarme en tu pubis
Apaciguarme en tus senos
Mecerme entre tus muslos
Cabalgar en tu espalda
Fallecer en tu oído
y entre tus brazos hallar la calma
Recibir de tus manos
Entregarme a tus dedos
Liberarme en tus labios
y llegar al éxtasis
con mi piel
entrelazada con tu cuerpo
Cómo quisiera atrapar tu deseo
y lograr la inconsciencia
sin rodeos
sin miedo
Sólo dos mujeres
en pleno vuelo.

Silvia Cuevas-Morales


lunes, 7 de marzo de 2011

CADÁVERES ANÓNIMOS

Cadáveres anónimos.
Ningún olvido los reúne,
Ningún recuerdo los separa...
Olvidados en la hierba invernal
Sobre la vía pública,
Entre dos largos relatos de bravura
Y sufrimiento.
“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy
la única víctima!”. Ellos no replicaron:
“Una víctima no mata a otra.
Y en esta historia hay un asesino
Y una víctima”. Eran niños,
Recogían la nieve de los cipreses de Cristo
Y jugaban con los ángeles porque tenían
La misma edad... huían de la escuela
Para escapar de las matemáticas
Y la antigua poesía heroica. En las barreras,
Jugaban con los soldados
Al juego inocente de la muerte.
No les decían: dejad los fusiles
Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre
A su madre cerca de la mañana,
Para que volemos con la mariposa
Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos
Para nuestras puertas. Eran niños,
Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja
Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos
De bravura y sufrimiento.
Luego escapaban con los ángeles pequeños
Hacia un cielo líímpido.

Mahmud Darwish